Separar la basura está bien, reutilizarla está mucho mejor, pero transformar esos materiales que no tienen uso en objetos únicos y con alma, es realmente comenzar un nuevo ciclo, una vuelta de tuerca al reciclaje.
Desde el Centro de Día de Autismo Huelva Ánsares llevamos a cabo diversos talleres de los que hablaremos y profundizaremos en otros posts, pero hoy nos centraremos en el Taller de Fundido de Vidrio.
Este taller surge de la idea de utilizar materiales de desecho y darle una segunda vida. Como en todos nuestros talleres, la máxima es optimizar los recursos, ya que estos, son generalmente escasos. Así, pensamos que podíamos ir un paso más allá, utilizando como base residuos, como son las botellas de vino u otro tipo de bebidas para crear estas piezas.
Una de nuestras premisas es dar visibilidad al trabajo que nuestr@s chic@s hacen, es por eso que los establecimientos de Huelva se convierten en nuestros aliados, ya que son los que nos surten de la materia prima necesaria para poder llevar a cabo estas actividades. Lo que a su vez se convierten en una ventana por la que, a través de ella, personas como tú pueden valorar el trabajo de nuestr@s chic@s.
Pero… ¿Como las hacemos?
Hemos de reconocer que el proceso no es fácil, el primer paso era buscar establecimientos que quisieran colaborar con nosotros, por suerte esta fue la tarea más sencilla, y desde aquí damos las gracias a todos ellos, ya que desde el primer momento se prestaron a formar parte de este proyecto.
Dispusimos cajas en estos establecimientos, hechas por l@s chic@s en los talleres, en los que almacenar y transportar las botellas, y cuando los establecimientos las llenaban… ya teníamos material con el que empezar a trabajar!
Una vez en el taller, debíamos limpiar bien las botellas, por dentro y por fuera, esto incluye retirada de etiquetas y residuos como el propio pegamento y su posterior secado.
Las separamos por colores y tamaños, las colocamos en moldes a medida y les aplicamos calor, muuuucho calor, en un proceso de cocción llamado “vitro-fusión”.
Curvas de temperatura, mesetas de mantenimiento, curvas de enfriamiento, fueron términos con los que no estábamos familiarizados en un principio, pero tras romper decenas…
y más decenas de botellas, hacer mil y una pruebas buscando la técnica perfecta, pudimos comprender que cada botella, cada vidrio es diferente, por lo tanto, necesita un tratamiento específico, cuestión con la que nos sentimos muy familiarizados. En ese momento comenzamos a ver el fruto de nuestro trabajo dando forma a unas piezas preciosas y originales.
Es por eso que consideramos que cada botella, cada plato que sale de nuestro horno tiene alma, tiene corazón y esperamos que tenga una segunda vida muy larga.
¿Aún no tienes la tuya? Haz tu pedido online